28/10/08

A punto de partir (Playa II)

Pal beso, pal abrazo y por si acaso dice el niño malo mientras se pone perfume cuidadosamente en cada una de las zonas referidas e imaginadas. Los primeros guiños de la noche sin luna resplandecen en mi ventana avisándome que si llego cinco minutos tarde Pao o Lore tendrán ya las bocas ocupadas...por la conversa...obviamente, y como dijo el Colo no me quedará otra que chapar más que mi guitarra. Afortunadamente llego a tiempo y veo a las chicas, muy acorde al verano, con putifaldas. Han pasado varios meses desde que terminó el cole y me doy cuenta que algunas chicas han crecido. Algunas de altura, otras de barriga, unas cuantas gratamente por zonas curvas que antes eran muy bien disimuladas por las faldas del colegio y dos que al parecer cambiaron sus sostenes por una talla más grande. Luego reflexiono y concluyo que aquellas cosas no pueden crecer tan rápido -bueno...hay métodos-. Intuyo que ahí hay trampa y me decido a quitarme la duda y quitarle a alguna de ellas el push up que creo utilizan.

Saludo a todos, enciendo un cigarro y me largo con el Colorado a comprar el trago. Un pisco barato señor, que hoy quiero matar gente, le pasa por la cabeza al niño malo. El niño bueno más diplomático y menos bullangero le dice al viejito de la licorería que me despache un pisco. Que estoy bizco? me pregunta el viejo. No...no...y el Colorado irrumpe "dice que si usted era el profe del Señor de Sipán?" Que qué? "Nada señor, que me de un pisco y un pan, la encaleta el niño bueno.

Regresamos con el pisco y el pan y en el parque ya se ha formado una manchita de 8 personas entre hombres y mujeres. El perro como le llamamos al buen Javier, es el encargado de meter los tragos a su mochila. Meto el mio y veo que dentro brillan relucientes varias botellas con líquidos venenosos, catarquicos, amnésicos y anestésicos. El interior de esa mochila parece anunciar una noche de perdición junto al mar, tal vez junto a ella, tal vez junto a mi guitarra y viéndola partir con otro. Tal vez digo...y siento una mano en el culo.

-En que andarás pensando Martincito?-me dice Lorena rematando el paleteo con un pellizco.