13/8/10

She's got the power (ParteII)

Es la primera vez que la veo. Al menos en persona. Algunas travesuras por el chat ya sirvieron a modo de calentamiento, pero ya no más. El monitor no pudo más y nuestros cuerpos tampoco, pero ahora, frente a frente, algo cambia. Niño malo, por qué te ocultas? Niño malo, ella es como tú, no le teme a nada, siempre va al frente sin importarle con que chocará y dime ahora...dónde estás? Ha huido inmediatamente cuando se ha dado cuenta que, a diferencia de él, no tiene un lado opuesto. Aquel polo donde puede ir a cargar energías para una nueva embestida. Ella no, ella es solamente mala y traviesa y perversa, y su aparente inocencia sólo es un disfraz para engañar a sus presas. Algo cambia he dicho y eso no es todo. Cambia también su apariencia, no parece la mujer que se desnuda frente a la cámara en madrugadas vaporosas. No es la misma que escribe bajo su ropa interior mensajes ocultos para ti. Ahora es casi una adolescente. No puedo adivinar su edad, tampoco quiero saberla, pero estoy seguro de que mintió al decir que tenía 20 años.

Su sonrisa ha originado que el niño malo huya despavorido. El reemplazo natural es el niño bueno que ha quedado desbaratado cuando ha visto que sus labios se han despertado al mirarlo y dibujan una U ligeramente inclinada a la izquierda. Sus ojos, vestidos de inocencia miran hacia abajo y luego hacia arriba para fulminar al niño bueno. Y ahora qué vas a hacer niño bueno? Mirar el escote y salivar no es una buena idea.

-Hola, qué tal?- dice el niño bueno visiblemente nervioso y estampa un beso en la mejilla de ella.
-Hola. Con mucho frío por tu culpa. Estuve esperando media hora- dice ella con una molestia fingida.

Ella no tiembla a pesar del escote que se prolonga a profundidades aún no descubiertas...aún. El frío es un pretexto, una estrategia, pero el niño bueno no se atreve a decirle "¿Quieres mi casaca?" Se sienta y conversan un rato. No sabe cómo pero aquella persona le inspira confianza y lo ha hecho hablar naturalmente, sin disfuerzos, sin detenerse un momento a pensar en el próximo tema de conversación. Todo fluye y el niño bueno le ha dicho que sería buena idea caminar, encender un cigarrillo y dejar que sus pasos los lleven a cualquier lugar.

El niño malo sólo se asoma cuando ella no lo mira y está entusiasmada contándole sus planes futuros mirando a la nada. Sabe o cree que sólo es una estrategia, pero es peor aún. Ella es así, es por naturaleza una cazadora y aún no lo ha descubierto...o tal vez sí? El niño bueno se siente bien a su lado y sin darse cuenta han llegado al malecón.

-Quiero ver el mar mientra fumo un cigarro- dice la niña que no es buena ni mala y las dos a la vez.

Él va sumiso y no lo siente, pero ha empezado a crecerle una cola muy delgada, unas pequeñas orejas puntiagudas y se le ha antojado un roquefort. Tampoco lo sabe, pero aquel cigarro no lo es. El papel es en realidad plata y oro combinados en una flauta que con cada aparente bocanada de humo, despide un sonido que lo atrapa y arrastra hacia donde ella lo indique.

Ella no necesita de todo aquello. Le basta con ser ella. Sabe que tiene el poder y para asegurarse descubre un poco más sus pechos y admira su escote.