No volteo, hago la finta de quien sigue pensando y no ha sentido el pellizco y reflexiono si responderle de la misma forma es buena idea. Decido que lo mejor es dejarlo para más tarde cuando las sombras sean más oscuras y le den mayor libertad a mis manos.
-Ahora se saluda así? -le digo mientras me sobo el poto con una mano y con la otra la abrazo para darle un beso.
-Así te saludo solo a ti -dice ella con un grado más de temperatura.
-Jajaja -me río y el niño que aún es bueno bajo la luz del poste mira hacia el piso y se siente ultrajado.
Andamos juntos hasta el paradero por delante de todos lo demás. Yo camino callado buscando con la mirada a Paola. Lorena que es su mejor amiga se da cuenta y me dice que la olvide, que el pasado es pasado y que le ha contado que la tengo corta. Mi orgullo lastimado libera al niño malo que ya se está desajustando la correa aprovechando la penumbra que dan los arboles.
-Quieres verla? -le pregunto con la mirada encendida.
Lorena voltea hacia mi rápidamente mientras su boca dibuja una "O" perfecta. Mis dedos rozan el cierre del pantalón, se acaba la fila de arboles y el niño bueno se pone rojisimo. Solo se me ocurre sacarme por completo la correa y decirle "mira, está bonita la correa, no?". Lorena respira aliviada y me dice que sabía que no me atrevería.
Nos repartimos en dos grupos de cinco, cada uno en un taxi y acordamos encontrarnos en el circuito de playas. Dejo mi guitarra en la maletera junto con la mochila que hace tilin tilin al menor movimiento. Lorena que se ha subido conmigo me dice que saque un trago y se sienta en mis piernas. "Sino no entramos Martincito", me dice inocente. Aquella avenida más que baches tiene cráteres y no dejan que Lorenita ponga el pico de la botella en entre sus labios. Cada bache la hace balancearse encima mio mientras agarra fuertemente la botella con las dos manos intentando chuntarle al agujero de su boca. La putifalda se le sube por momentos pero no intenta bajarla. "Para que Martincito si tu eres un caballero y no vas a ver nada", me dice cuando con el pulgar y el índice intento acomodarla. Lo que sí veo es el escote que lleva, con la curiosidad de saber si es obra de un push up o del verano que hizo crecer todo. Mi mirada se desliza entre una curva sinuosa que se interrumpe por su blusa blanca, que poco a poco queda mojada por las gotas de alcohol que sus labios dejan escapar.
Mi esquina del taxi arde mientras los demás conversan haciéndose los locos. Al día siguiente nos tildarán de calientes e inventarán cosas que nunca sucedieron. Lo usual. Lo que sí sucede es que los baches, el movimiento de cola de Lorena y la oscuridad del taxi me han "levantado" el ánimo a punto de fricción, es el momento del niño malo, que sigue le sigue el ritmo a los baches con algo de exageración.
-Ahora dime...le crees a Paola? -le susurro al oído.
-Nunca me lo dijo Martincito...
El otro taxi pasa a nuestro lado y el alma y las ganas se me desvanecen cuando veo que Paola anda en las mismas con Carlos.
4 comentarios:
Esa Paoooola!
jajaja
Toda una niña mala!
Besos Martincito!
jajaja estuviste acorde con el relato a la hora que escribiste esto? jajaja esas cosas pasan...
ASU,PIÑA PS. HAY MALCRIADAS Y NIÑOS BUENOS COMO TU!!!
UNABRAZO!!
NOS VEMOS EN LIMA!
Ohhhhhhhh si no fuera por la hora... ya estaría fumándome un cigarrito..jajajajaja
"Quieres verla"?
Es que YO ante ésa pregunta me lanzooooooo
ajajjajajaajaj
:$
Shiaa la media historia... si hubiera sido la del taxi.. hasta creo que hubiera provocado algo más... y aprovechar los baches... mmmm
jajajaa
Saludos niño malo!!!!!
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