11/1/08

Regresando

Aunque a veces de otra impresión, muchas veces me convierto en el niño bueno que le da titulo a este blog. El niño bueno y sus desventuras, porque estos dos términos están destinados a ser la antípoda del otro dentro del sinsentido en el que a veces se convierte mi vida, siempre sabrá que portándose bien solo conseguirá decepciones, tristeza o algún otro sentimiento que me tira para abajo. Por otro lado, está el niño malo y sus aventuras, este sí que goza. Pero cada vez más me doy cuenta que ya pasó el tiempo de ser niño malo, lo fui por mucho tiempo. A veces turnandome entre el niño bueno y el malo, sin depender de mi, lastimé personas que no se lo merecían y perdoné a quienes no debí. Pero bueno, de todo se aprende. Y bajo esa premisa, siempre preferiré salir lastimado a lastimar a alguien, aunque inexorablemente las dos opciones me terminen de dejar por los suelos. Escribo esto porque cuando hice click en nueva entrada y me dispuse a escribir y continuar el post anterior, me debatía entre darle el final al niño bueno o al malo. Al final decidí que lo mejor sería que la realidad se haga presente, es decir, relatarles si fue una desventura -del niño bueno- o una aventura -del niño malo. Este blog, como lo dice al lado izquierdo superior de su pantalla ;)...es una mezcla de realidad y fantasía. Esta vez, todo terminará como terminó hace ya algunos años. Pero será en otro post.

2 comentarios:

Tomamientras dijo...

Esa foto me recuerdan unas postales que mi vieja compraba en los 90s, los niños buenos van al cielo, los malos tambien.

Claudia dijo...

SIEMPRE SERAS UN NIÑO MALO CON CARA DE BUENO :)