27/1/08

Fin

Decido que los peros no valen y que simplemente es una pendeja. Los años no borran esa dulce malicia y las horas se encargan de demostrarlo y confirmarlo. Y si bien yo sigo siendo un huevón, me he convertido en uno algo experimentado y ante situaciones como estas, atrevidas y algo faltosas, crezco todos los centimetros que no crecí en la adolescencia. Crees que no sé que pretendes un "remember"?, retumba en mi cerebro. Atrevido como ella, le respondo:

-Y si fuera así que problema habría? -le digo mirandola fijamente a los ojos para que no repare en la tembladera en la que se han convertido mis manos.
-Mmm...el problema sería que probablemente te enamorarías de mi.
Entro una vez más en estado totalmente gélido. Un trago ayudaría en este momento, pero al tratar de agarrar mi vaso, solo consigo parecerme un poco más a un viejito con parkinson.
-A eso me refiero, mirate. Ahora dime tú, qué problema habría si pasará algo entre nosotros? -me dice pausadamente, midiendo bien sus palabras y tratando de examinar mis gestos.
No sé que responderle, solo la miro a los ojos y me pregunto por qué estoy aquí, y por qué estoy así. Hace unas horas la vi y solo pensé en llevarmela a la cama, ahora el iluso y huevón asoma cada vez que la miro a los ojos.

Sin decirme nada, se levanta de la mesa y se va.

-No vienes? -me pregunta ebria y canchera.
-No, no voy.

1 comentario:

Claudia dijo...

pucha, los finales son jodidos, pero bueno...estos tropiezos son parte de algo tan interesante llamado vida!