15/1/13

Disquisiciones mentales (Parte IV)

La última frase de ella ha escapado de sus labios tan velozmente que el niño bueno no ha tenido capacidad de reacción ni tiempo de asimilarlo. Para él, es demasiado regalo. Y aunque le pasa constantemente -no querer nada y conseguir todo-, aún no aprende a dar el siguiente paso. Felizmente para sus intereses, el niño malo siempre acude a su rescate y él no deja nada a medias. Y están ahí, sentados frente al mar en una oscura noche de verano con el viento fresco dándoles en la cara y la calentura guardada debajo de la ropa. Ella repite esta vez con mayor decisión "vamos a mi casa". En la frente se ha colocado el cartel de "hazme tuya" y el niño bueno, pánfilo, ingenuo y por qué no decirlo, cojudo, alcanza ver el cartelito en la frente, pero en su mente dice "hace frío, quiero ir a mi casa". Con un ánimo completamente desahuevante, el niño malo le aplica un lapo mental al niño bueno -sueña con el día en Trunks y Goten le enseñe a hacer la fusión. Solo ha sido un golpe. No ha decidido ponerse los chimpunes y entrar a la cancha. Hoy es el DT. Su púpilo es pésimo, lo sabe. Pero siempre, de una u otra manera, obtiene lo que el niño malo por sí solo no podría. Ellos se complementan y no podrían vivir el uno sin el otro. -Mira weboncio. Veo que no harás ni mierda. Así que te iré diciendo qué tienes que hacer si hoy te quieres levantar a esta malcriada -lanza el niño malo canchero. El plan está hecho. Mal. Esta niña buena es mala también. Ella hace los planes. Ella sabe lo que quiere. Esta noche el niño bueno será suyo.

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