11/3/08

Media noche, media luna

Ya es casi medianoche y aún estoy en la calle. Apuro el paso viendo en mi reloj que la esperanza se diluye en el segundero. A la vez reniego un poco al saber que en la casa de Cinthia todos se están dando besitos, abrazos y buenos deseos propios de la fecha. Y yo no quiero perderme ningún beso, por lo contrario, pienso ganar más que eso. Mientras mi mente divaga sobre la lengua de una y los pechos de otra, los fuegos artificiales me anuncian que los besitos, abrazitos (y porque no, paleteadas) y demás están ocurriendo a dos cuadras.

El alcohol siempre ha sido buena excusa y buen motivo para mi. Excusa para dar rienda suelta a mi alegría siempre emboscada por una falsa seriedad y motivo suficientemente fuerte como para salir a buscar una botella de champagne faltando 10 minutos para Año Nuevo. No me queda otra que saludar al Chino que dicho sea de paso debe estar odiandome por persuadirlo de ir a sacar el trago de su casa.

-Feliz ano brother, espero que te lo cuides -me dice el Chino pendejamente.
-Feliz ano también pa' ti Chino. Yo queriendo darle su rico abrazo a Vanessa o a Karen, y tengo que dártelo a ti chino cochino, chino con che de chivo.
-A mi no me digas nada, que la idea de regresar a mi casa fue tuya. Borracho de mela..., prefieres una botella a una flaca.
-Prefiero a una flaca con una botella.

Llego a la puerta de la casa y veo que en la ventana del segundo piso me está mirando ella. Le digo ella porque no sé quién es. Las sombras juegan con su rostro y no dejan discernir si es una niña o una mujer. El brillo de sus ojos logra traspasar la oscuridad en la se envuelve la noche, pero rápido se va y deja en mis ojos el brillo y la incandescencia que suele dejar el sol luego de mirarlo por largo rato. No, aún no estoy borracho. Tengo la botella entre mis brazos cuidándola como un padre a su hijo recién nacido. Y es que el cariño que le tengo tal vez pueda compararse de algún modo. Siento el beso de Matilde que por lo eufórica parece que ya empezó y ha tomado a vaso lleno. Me sorprende de golpe porque aún estoy concentrado en la ventana tratando de recuperar mis cinco sentidos y me sorprende también porque es una de las chicas más tímidas de la clase. El trago le sienta bien. No hay muchas personas en la sala: cuatro amigas y un amigo. Recién son las doce y los demás deben estar aún en sus casas con sus padres en la típica cena de Año Nuevo.

Mi mente deja la ventana y se traslada al sinuoso escote que luce Vanessa, esa muchacha quiere algo me digo a mi mismo. De pronto me vuelven a sorprender con otro beso, mucho más atrevido que el de Matilde. Sus labios rozan la mitad de mi boca para luego dejarla semiabierta de sorpresa.

-Deja de verle las tetas a Vanessa, Martincito - me dice Karen al mismo tiempo que me cierra la boca agarrándome de los labios.

Con lo que ardo podría ser tranquilamente el muñeco de Año Nuevo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

tranquilo muñecon...jajajajajaja algo nuevo despues de muchas lunas, chelea mi blog yo tambien publiq algo nuevo, bye. pkdo

Vero dijo...

Es increíble lo que puede hacer un escote no? pero no es mas bonito lo que causa una mirada? piénsalo...

Saluditos :)

Anónimo dijo...

ya pues cuando me mandas la info del concurso!
bye bye
algunos escritos tienen algo del autor...

Lovely_lonely dijo...

Jejeje..ya entendi la ultima linea de tu post mas actual...creo q empeze leyendo al reves! =)..